OJÉN -
PRESENTACIÓN
Entre las Sierras Blanca y Alpujata, en un
lugar tranquilo, apacible y de gran riqueza
hídrica se localiza Ojén, pintoresca
localidad en la que la distribución de sus
calles, la arquitectura popular y la
abundancia de flores imprimen un marcado
sabor andaluz.
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Su escudo, dividido en cuatro partes,
representa el castillo, que dio origen a la
villa, la cabra montés, símbolo de la
riqueza natural de su entorno, la cepa de
vid que da origen a su famoso aguardiente y
la media luna, en honor a su pasado árabe.
Ojén oye la montaña y mira al mar. Es un
espacio de transición entre la costa
cosmopolita y el interior agreste. Goza de
las bondades de ambos mundos y en apenas
diez minutos de paseo desde el litoral, el
viajero puede percibir la hermosura de un
enclave que destila historia y simpatía.
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Las muchas cuevas de su término municipal
dieron abrigo a familias neolíticas pero es
en el siglo X cuando las crónicas islámicas
hacen referencia a esta villa, en la que un
castillo, hoy destruido, pasó de unas manos
a otras, entre revueltas, rebeliones y
conquistas. Durante un tiempo, quedó incluso
desolado hasta que fue repoblado por
cristianos viejos del Valle del
Guadalquivir.
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