LA
OBTENCIÓN DEL MOSTO
Por definición el mosto es el zumo exprimido
de la uva, antes de fermentar y hacerse
vino. Pero en la Sierra de las Nieves
existen dos localidades, Tolox y Yunquera,
donde al vino, ya fermentado, se le llama
mosto. Aunque antaño fueron más los pueblos
serranos que elaboraban artesanalmente el
vino en bodegas y lagares, actualmente esta
labor sólo se mantiene en las reseñadas
localidades de Tolox y Yunquera.
Son viñedos de montaña, encaramados a las
agrestes laderas de la Sierra, donde se hace
imprescindible la ayuda de bestias de carga
para el transporte de la uva al lagar. El
“vino mosto” de la Sierra es blanco, seco y
de alta graduación alcohólica. A finales de
septiembre comienza la vendimia de las
variedades de uva blanca que tras su pisado
y fermentación tornarán en vinos blancos. El
pisado del vino se hacía hasta no hace mucho
con alpargatas de esparto pero, como en
tantos otros avatares, se ha adaptado a los
cambios que impone la evolución.
Al vino que se destina a la destilación por
carecer de condiciones para el consumo se le
denomina vino de quema, habiendo buenos
referentes de alambiques que destilaban los
afamados aguardientes de Ojén y Yunquera.
Pese a la calidad de los caldos los vinos de
la Sierra de las Nieves nunca tuvieron la
comercialización que se merecen, pues la
cosecha se destinaba al autoconsumo o a la
venta a granel. Los viñedos de montaña ya
sufrieron un serio revés a finales del siglo
XIX con la plaga de la filoxera y si no se
habilitan unas políticas o directrices
(Consejo Regulador, promoción y marketing,
etc.) que encaucen el porvenir de estos
vinos por otros derroteros, dichos caldos
están abocados a su extinción, quedando de
ellos tan sólo el recuerdo de la gente y los
muros arruinados de los antiguos lagares.
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